Amado Padre Celestial, en este día santo me acerco a Ti con un corazón agradecido, reconociendo tu soberanía sobre el cielo y la tierra. Gracias, Señor, porque me has permitido despertar a un nuevo día lleno de tu luz y tu misericordia renovada.
Hoy, en este domingo de bendición, te entrego
todo lo que soy: mis pensamientos, mis palabras, mis obras y mis anhelos.
Purifica mi mente, fortalece mi espíritu y enciende en mi alma el fuego de tu
amor eterno. Que este día sea un altar donde mi vida sea una ofrenda agradable
para Ti.
Guíame, Señor, para vivir en santidad, para
buscar tu rostro en oración, para adorar tu nombre en espíritu y en verdad, y
para servir a los demás con el amor que Tú derramas en mí. Que en cada palabra
que pronuncie y en cada acción que realice, Tu nombre sea glorificado.
Bendice, Señor, mi hogar, mi familia. Trae
sanidad donde haya enfermedad, fe donde haya duda, y alegría donde haya
tristeza. Abre los cielos sobre nosotros y derrama tus bendiciones hasta que
sobreabunden.
Te entrego esta semana que comienza, confiando
en tu dirección y en tu provisión. Sé Tú mi escudo, mi refugio y mi fuerza en
todo momento. Y que la paz de Cristo, que sobrepasa todo entendimiento,
gobierne mi corazón hoy y siempre.
En el nombre poderoso de Jesús,
Amén.

Comentarios
Publicar un comentario