A veces caminamos por senderos inciertos, rodeados de dudas, temores y silencios que parecen interminables. Sin embargo, en medio de cada sombra, Dios permanece fiel. Él no es un espectador distante de nuestras luchas, sino un Padre cercano, que extiende Su mano y sostiene nuestro corazón cansado.Su amor no depende de nuestras fuerzas, ni su fidelidad de nuestras obras. Aun cuando sentimos que flaqueamos, Él sigue siendo nuestro refugio seguro.
Hoy, levanta tu mirada más allá de las circunstancias, más allá de tus límites, y recuerda: "Fiel es el que prometió" (Hebreos 10:23).
Descansa en Su gracia, confía en Su tiempo, y deja que Su paz gobierne tus pensamientos.
El Dios que venció la muerte también vencerá todo aquello que hoy te inquieta. En Sus promesas encontramos vida, en Su presencia hallamos plenitud.

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