TENÍA SOLO 18 AÑOS. Homenaje a los caídos de Malvinas.

La melena larga como la juventud misma, y un destello iluminado en la mirada, soñaba con escribir poemas y vender muchos libros, que sus palabras lleguen como silabas negras
a todos los vértices del mundo.
Se llamaba Joaquin y la chica que le gustaba Isabel, vivía en Mantilla, Corrientes, donde el cielo y la tierra se juntan en la estación.
Bajo un árbol añoso contaba hojas del otoño y despedía la tarde calurosa y húmeda con besos en la frente de su madre .
Pensaba algún día salvar este mundo con poemas, por eso cuando le dijeron que había que salvar la PATRIA se creyó feliz.
No entendía porque sus padres, sus vecinos, su futura novia, lloraban cuando lo despidieron; si el tenía esa sonrisa que no se sacaba ni a la hora de bañarse y silbar.
Los días pasaron rápidos y filosos como hojas negras, mucho ruido y poco silencio de su añorado pago.
Sufría por esos amigos desconocidos y escribía a borbotones sus historias para guardarlas y leerlas cuando sean viejos frente a una hoguera y con una cerveza.
Dicen que lo encontraron con el cuaderno apretado bajo el brazo, como quien volvía con el mandado de su madre, dicen que fue el último de irse de sus amigos, el cuaderno estaba mojado, las palabras se habían hecho agua y su cuerpo de escarcha.
Dicen que el arma que jamas le enseñaron a utilizar quedó sepultada en el lugar.
Un oficial que pasaba por ahí dijo: “Joaquin era el más bohemio y menos guerrero” Qué ironía, "La poesía es un arma cargada de futuro'
Joaquin fue a hacer una guerra que no estaba preparado, el solo hacía poemas y compraba el pan y soñaba, eso sí, como soñaba..!!
No lo mato la bala que le atravesó el pecho, lo mató el odio y la indiferencia.
Yo le miré los ojos al Joaquin “Tan tristemente empañados y quietos. Morir es poca cosa, dice Joaquin ya muerto”
2 de Abril. No olvidamos
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