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En las manos del Alfarero


 En una gran casa —dice Pablo— hay vasos de oro y de plata, pero también de madera y barro. Algunos son para usos nobles (honor) y otros para usos comunes. Esto no significa que unos sean más valiosos ante Dios y otros menos, sino que Dios, como alfarero, nos diseñó con un propósito único dentro de Su plan eterno.

·        La diversidad es intencional: así como un jarrón fino no cumple la misma función que una vasija para almacenar agua, cada creyente fue equipado con dones, talentos y experiencias para cumplir una tarea específica en el Reino.

·        El valor está en el servicio al propósito: no se trata de competir por la función más “visible”, sino de ser fieles en aquello para lo que fuimos formados. Un cántaro humilde que lleva agua al sediento está cumpliendo el corazón de Dios tanto como un candelabro de oro que ilumina el templo.

·        La limpieza y disposición cuentan: Pablo dice que, si nos purificamos, seremos “instrumentos para honra, santificados, útiles al Señor y dispuestos para toda buena obra” (2 Ti. 2:21). Es decir, no solo importa el diseño de la vasija, sino su estado y disponibilidad.

En resumen, no hay vasijas inútiles en la casa del Señor. Todas cumplen un propósito, grande o pequeño a los ojos humanos, pero perfectamente calculado por el Maestro Alfarero. La clave es permanecer en Sus manos, moldeables y limpios, para que Él nos use como quiera.

En la casa del Señor hay vasijas de todo tipo: de oro, de plata, de madera y de barro. Cada una con un diseño único, creada con amor por el Maestro Alfarero para un propósito especial. No todas cumplen la misma función, pero todas son valiosas en Su plan.

No importa si tu tarea parece pequeña o grande a los ojos de los demás; lo importante es que estés limpio, dispuesto y en Sus manos. El valor de una vasija no está en su material, sino en permitir que el Alfarero la llene y la use para bendecir.

Hoy, dile al Señor: "Aquí estoy, úsame para lo que Tú quieras". Porque cuando te pones en Sus manos, cumples el propósito para el que fuiste creado.

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