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“La juventud: un vapor que se disipa”

 


“Alégrate, joven, en tu juventud, y tome placer tu corazón en los días de tu adolescencia; y anda en los caminos de tu corazón y en la vista de tus ojos; pero sabe, que sobre todas estas cosas te juzgará Dios. Quita, pues, de tu corazón el enojo, y aparta de tu carne el mal; porque la adolescencia y la juventud son vanidad.” (Eclesiastés 11:9-10, RVR1960)

Aquí Salomón no condena el gozo juvenil. Dios mismo creó la risa, la fuerza y la energía de esta etapa. Sin embargo, advierte que es temporal (“vanidad” en este contexto significa fugaz, como un vapor que se disipa).

1. La juventud es una etapa, no la eternidad

La fuerza, belleza y energía de la adolescencia son como flores que se marchitan rápido (Isaías 40:6-8). Muchos jóvenes viven como si fueran eternos, descuidando su relación con Dios, pero la vida avanza sin detenerse.

2. Libertad con responsabilidad

Salomón dice: “Anda en los caminos de tu corazón…”, pero de inmediato recuerda: “…Dios te juzgará”. No se trata de reprimir los sueños, sino de reconocer que cada decisión tendrá un eco en la eternidad. La juventud no es licencia para el pecado, sino oportunidad para sembrar bien.

3. El peligro del enojo y del mal

El texto nos llama a “quitar el enojo” y “apartar el mal”. La adolescencia es un terreno fértil para resentimientos, rebeldía y malas influencias. Pero un corazón limpio en la juventud prepara un carácter firme en la adultez.

4. Dios quiere tu corazón ahora, no después

En el siguiente versículo (Eclesiastés 12:1), Salomón exhorta:

“Acuérdate de tu Creador en los días de tu juventud…”
No es “cuando seas mayor” o “cuando tengas tiempo”, sino ahora, cuando todavía puedes servirle con fuerza y pasión.

 

  • Si eres joven, invierte tu energía en lo eterno: oración, servicio, aprendizaje de la Palabra.
  • No gastes tus mejores años solo en buscar placer momentáneo; eso es “vanidad” porque se esfuma rápido.
  • Guarda tu corazón de la amargura y el pecado; lo que siembres hoy, lo cosecharás mañana (Gálatas 6:7).

 

 “La juventud es un regalo que se marchita; solo lo eterno que siembres en ella permanecerá.”

 

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